Cuánta tierra necesita cada uno de nosotros para vivir y sobrevivir

Según los cálculos, hoy en día hay más de 7.000 millones y 750 millones de humanos viviendo en la Tierra. Cada uno de ellos come, se mueve, consume energía, produce residuos, utiliza recursos y estructuras. Los habitantes de los países del Norte del mundo y los del Sur del mundo tienen niveles de vida y comportamientos muy diferentes, pero ambos dejan su huella en nuestro planeta, de alguna manera «afectan» al medio ambiente. ¿A qué corresponde esta huella? ¿Cómo se pueden medir los efectos de los comportamientos, entender si son correctos o si tienen un impacto demasiado grande en el medio ambiente que nos proporciona los recursos para vivir? ¿Qué factores hay que tener en cuenta para comprender si nuestras elecciones cotidianas son compatibles con la supervivencia de nuestro planeta o más bien contribuyen a destruirlo? Entre los diversos intentos realizados por los científicos para explicar y medir el impacto de la humanidad en la tierra, uno de los más interesantes es sin duda el que se basa en el concepto de huella ecológica.

La huella ecológica es un método muy útil para calcular nuestro impacto en el medio ambiente y, en particular, en el cambio climático, en términos de dióxido de carbono (CO₂) producido. Este método de medición fue desarrollado por el profesor William Rees, de la Universidad de British Columbia, en la década de 1990, y aún hoy se utiliza para medir la cantidad de gases de efecto invernadero producidos en la vida cotidiana. La huella ecológica nos obliga a cambiar nuestro punto de vista, haciéndonos mirar el contexto desde el punto de vista de la «Naturaleza»: ya no tenemos que preguntarnos cuántas personas pueden vivir en el planeta Tierra, sino cuánta Tierra necesita cada habitante del planeta para vivir y sobrevivir. El nombre «huella» es muy significativo, porque nos hace pensar inmediatamente en el rastro que cada uno de nosotros deja en el suelo al caminar: cuanto más pesado es uno, más aplasta el suelo por donde avanza, más lo arruina. La huella ecológica es un método para calcular la superficie de tierra y mar necesaria para que cada uno de nosotros soporte su consumo de materias primas, energía y absorba los residuos.

La huella ecológica es un indicador medioambiental, es decir, una cantidad física medible que permite comprobar lo lejos que se está o lo cerca que se está de un objetivo de protección medioambiental. Más concretamente, la huella ecológica permite comprender de forma sencilla e inmediata la relación entre el estilo de vida de un individuo o una población y la «cantidad de naturaleza» necesaria para su subsistencia. Para calcular esta huella con la mayor precisión posible es necesario recopilar muchos datos y hacer cálculos bastante complicados, pero se pueden hacer simplificaciones. Lo importante es que el mensaje llega: cada uno de nosotros deja su huella, más o menos grande y profunda según su estilo de vida.

¿Es usted un bigfoot o un ratón?

Para más información y un cálculo simplificado de tu huella ecológica, puedes consultar el recurso educativo que pone a tu disposición el socio español Federación EFA Galicia: Cambio climático… ¿es mi culpa?