La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible tiene como misión lograr la plena aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. Los 17 ODS fueron establecidos en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y se prevé que se logren para el año 2030. Los 17 ODS son: (1) Fin de la pobreza, (2) Hambre cero, (3) Salud y bienestar, (4) Educación de calidad, (5) Igualdad de género, (6) Agua limpia y saneamiento, (7) Energía asequible y no contaminante, (8) Trabajo decente y crecimiento económico, (9) Industria, innovación e infraestructura, (10) Reducción de las desigualdades, (11) Ciudades y comunidades sostenibles, (12) Producción y consumo responsables, (13) Acción por el clima, (14) ) Vida submarina, (15) Vida de ecosistemas terrestres, (16) Paz, justicia e instituciones sólidas, (17) Alianzas para lograr los objetivos.
En 2017, los ODS se hicieron más “viables” mediante una Resolución de la ONU adoptada por la Asamblea General. La resolución identifica metas específicas para cada meta, junto con los indicadores que se están utilizando para medir el progreso hacia cada meta.
La Agenda deja muy claro el vínculo con el cambio climático, señalando que «es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo y sus impactos adversos socavan la capacidad de todos los países para lograr el desarrollo sostenible», y que se necesita la cooperación más amplia posible para mitigar y adaptarse.
Alcanzar los objetivos globales, por ejemplo, los relacionados con la pobreza, el hambre, el acceso al agua, los ecosistemas terrestres y marinos, la salud, la igualdad de género, etc., será un desafío si no se toman medidas urgentes sobre el cambio climático. Muchos de los objetivos y metas pueden lograrse de manera que permitan respuestas adaptativas al cambio climático. Por ejemplo, las transiciones energéticas contribuirían significativamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. De manera similar, la industria, la innovación y la infraestructura y el consumo y la producción responsables pueden contribuir a las vías de bajas emisiones, la creación de nuevos empleos y el progreso a largo plazo en la erradicación de la pobreza.
El sector de la electricidad y la energía térmica presenta vínculos (sinergias o compensaciones) relacionados con la buena salud y el bienestar, el trabajo decente y el crecimiento económico, la industria, la innovación y la infraestructura, ciudades y comunidades sostenibles.
Las acciones de mitigación en el sector del transporte están relacionadas con la buena salud y el bienestar, el trabajo decente y el crecimiento económico, y las ciudades y comunidades sostenibles. La reducción de la intensidad de las emisiones en el transporte incluye la adopción de vehículos eléctricos y biocombustibles, los cuales identifican algunos vínculos negativos (por ejemplo, la producción de biocombustibles amenaza la seguridad alimentaria y tiene otros impactos ambientales).
Del mismo modo, las acciones de mitigación en los sectores de la construcción muestran los mayores vínculos con los objetivos de trabajo decente y crecimiento económico, industria, innovación e infraestructura y ciudades y comunidades sostenibles.
También se pueden encontrar fuertes vínculos positivos entre todos los sectores de adaptación y no pobreza. La pobreza se ve afectada por una amplia gama de fuentes, desde la producción de alimentos, el acceso a los servicios sociales y la productividad, todas las cuales están amenazadas por el empeoramiento del cambio climático.
La educación de calidad se sustenta en acciones que corresponden a otros sectores, como la energía (necesaria para la construcción y mantenimiento de las instituciones) y el transporte (que permite el acceso a las instalaciones educativas).
El cambio climático amenaza muchos de los mayores logros de la humanidad, así como sus objetivos futuros, como se refleja en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Por lo tanto, es necesario avanzar en la acción climática para cumplir las metas de la Agenda global para 2030.